¿Te has levantado por la mañana alguna vez y has sentido dolor al apoyar el pie en el suelo que va desapareciendo conforme vas caminando?... ¿notas el dolor de manera continua y solo sientes alivio cuando estas en reposo?... ¿has ido al médico por la persistencia del dolor y al realizarte una radiografía te informan de que tienes un espolón?...
Si la respuesta es sí, lo que has estado padeciendo son episodios recurrentes de fascitis que han llevado a la formación final del espolón. Pero retrocedamos un poco y veamos en que consiste eso de la fascitis y los espolones…
La fascia plantar es un ligamento que se origina en el calcáneo y se inserta en la base de las falanges proximales cuya función principal es la de darle sostén al arco plantar (formar el puente del pie). Este ligamento consta de tres fascículos (lateral, central y medial), siendo el fascículo central el que normalmente se lesiona. Debido a que a cada paso que damos este ligamento entra en tensión para sostener el arco del pie, puede llegar un momento en que este se inflame debido a los microtraumatismos recibidos, produciendo el dolor característico antes mencionado.
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En caso de que padezcamos pie cavo (mucho puente) o pie plano (poco puente) podemos aumentar las probabilidades de sufrir una fascitis. Así mismo este exceso de tensión por tracción soportada por la fascia puede hacer que esta sufra microrroturas que al repararse provoquen una calcificación de la misma o bien que la misma fascia realice una tracción sobre el cartílago donde se origina osificándolo también; tanto un mecanismo como otro pueden dar como resultado final la formación del conocido espolón.
Bien, una vez explicado esto hemos de señalar que el espolón como tal NO duele (este tipo al menos, hay otros que sí, pero ya lo comentaremos en próximos artículos), el pico característico que podemos ver en las radiografías no es un “pincho” que se clave en ningún lado, sino que es el resultado del exceso de tensión que soporta la fascia lo cual hace que se inflame y es lo que realmente produzca el dolor. Es más, podríamos considerar la formación del espolón como un mecanismo de defensa del organismo para quitar tensión a la fascia al alargar la zona donde se origina.
En caso de que usted padezca sintomatología parecida a la que se ha descrito, no dude en acudir a su podólogo de confianza, el cual le ayudará a encontrar la opción de tratamiento más adecuada en su caso.
En Clínica Eudamy, situado en el barrio de Bami, Sevilla, contamos con una unidad de podología en la que poder ayudarle. No dude en contactar con nosotr@s si lo necesita.
Fran M. Área de Podología. Clínica Eudamy.