En no pocas ocasiones, alguna vez habremos sufrido dolor en la parte delantera del pie tras una larga caminata, una competición deportiva o tras acudir a algún evento como pudiera ser una boda, en la que se haya usado zapatos de tacón alto. Bien, esta molestia no tiene por qué alertarnos la mayoría de las veces, dado que aquí lo que se produce es un metatarsalgia por sobrecarga y con un tiempo de reposo e incluso, en algunos casos, uso de antiinflamatorios, estas molestias tienden a remitir. Sin embargo existe otro tipo de patologías que causan una sintomatología parecida y que puede llegar a ser grave si no se trata a tiempo, en este caso hablamos de la enfermedad de Freiberg.
Esta patología se da sobre todo en adolescentes, con mayor predominancia en mujeres (por uso de tacón elevado). Consiste en una interrupción temporal, por los microtraumatismos repetidos, del flujo sanguíneo hacia las epífisis de los huesos en crecimiento provocando la necrosis (muerte) del tejido óseo. La irrigación acaba volviendo y el hueso intenta repararse, pero durante este proceso se producen deformidades y crecimiento irregular.
La sintomatología consiste en:
- Dolor localizado.
- Inflamación de la zona.
- Movilidad reducida.
- Deformidad visible en algunos casos.
Esta patología presenta cuatro fases según su evolución:
Estadi I: dolor localizado en el metatarsiano afectado, con un ligero edema en el dorso del pie sin observarse alteraciones radiológicas. Como se ha comentado antes, si se guarda reposo y se adquieren medidas higiénico-sanitarias adecuadas como el uso de calzado adecuado, esto puede quedarse en una simple metatarsalgia y no continuar su evolución.
Estadio II: el dolor y la inflamación aumentan, se produce un aumento de la interlinea articular por el aplanamiento de la cabeza metatarsal, la cual es visible en una radiografía, ocasionando además la pérdida de movilidad articular.
Estadio III: se produce un aumento aún mayor de la interlinea articular por el aplanamiento y ensanchamiento de la cabeza metatarsal, dándole su característica forma de “copa”. Además se produce el ensanchamiento de la base de la falange del dedo, lo que limita aún más la movilidad articular.
Estadio IV: ocasiona la destrucción de la cabeza del metatarsiano con el ensanchamiento total de la base de la falange, lo que produce la definitiva artrosis.
Tratamiento:
En los estadios I y II se opta por un tratamiento conservador que irá destinado a descargar la zona afectada mediante soportes plantares (plantillas), además de un cambio en el uso del calzado y ejercicios de estiramiento de la musculatura posterior de la pierna.
En estadios III y IV ya estaríamos hablando de opciones más invasivas como pudieran ser diferentes tipos de infiltraciones y en última instancia de cirugía, cuyo objetivo sería aumentar el espacio intraarticular que evitase la compresión de la falange con la cabeza del metatarsiano intentando conservar la articulación.
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Fran M. Área de Podología. Clínica Eudamy.